Cuarto encuentro: “PULSIONES y SOCIEDAD DE CONSUMO, una Promesa sin Fin” Cap I.- Sobre la Vida Sexual Humana, en Freud

Otra forma de indagar en la vida sexual humana es a través de la vida sexual infantil, ya sea por recuerdos y asociaciones que surgen en pacientes adultos y que se confirman en la observación de niños. Es importante mencionar que entre los cinco y seis años existe una amnesia en relación a la infancia, que solo es posible vislumbrarla en las formaciones oníricas y en la investigación analítica.

Las tendencias perversas tienen raíces en la infancia y los niños tienen una predisposición a éstas, en tanto presentan excitaciones y necesidad de satisfacción sexual muy similares a las de la perversión en adultos. Así mismo, la sexualidad perversa es la sexualidad infantil ampliada y descompuesta en sus tendencias constitutivas.

Según Freud, la sociedad tendría una misión educativa. La primera, en sus tiempos, era lograr que la pulsión sexual encontrara una voluntad que se sometiera a la coerción social, limitándola y dominándola. Esta "fórmula" estaba estrechamente vinculada a la necesidad de procreación. Para que esta coerción resultara, se necesitaría alcanzar un grado de madurez intelectual, ya que si la pulsión sexual aparece en forma precoz, pondría fin a toda labor educativa y anularía la obra de la civilización. Someter la voluntad sexual solo es posible hacerlo desde muy temprano, con una rigurosa disciplina, prohibiéndole al niño entregarse a sus actividades sexuales infantiles. Los niños son considerados como representantes de la pureza e inocencia, sin embargo ellos mismos muestran que es algo de lo que no tienen mucha idea. 

A partir de este descubrimiento, Freud establece lazos entre la sexualidad y las funciones vitales  del niño.

Viene de: "EL YO Y EL OBJETO. Cap III.- Sobre lo Sexual"


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