"LA DOLOROSA AVENTURA INFANTIL. Cap IV.- Prohibición del Incesto, una labor no siempre bien lograda"

Este conflicto humano que pone en juego el deseo de alejar al padre y desposar a la madre, lleva a Freud a preguntarse por la prohibición del incesto en las culturas. De hecho, tanto el c
omplejo de edipo como del Incesto, ha sido una abundante fuente de producción poética y de dramaturgia. 

La ciencia postula que la vida común en la infancia anula la atracción sexual que pudiera existir entre el niño y los miembros de su familia, ya que la tendencia biológica a evitar cruces consanguíneos encontraría su complemento psíquico en un innato horror al incesto. Sin embargo, la ciencia olvida que si la tentación incestuosa se encuentra con obstáculos infranqueables para su realización, no hubiera existido la necesidad de prohibirla, tanto por leyes implacables como por las costumbres.

Freud plantea que la verdad es opuesta: el primer objeto sexual es incestuososolo por severas prohibiciones se consigue reprimir la inclinación infantil. De hecho, en los primitivos esta prohibición es aún más severa, ya que hay ritos de pubertad que obligan a romper el lazo incestuoso con la madre y efectuar la reconciliación con el padre.

En la pubertad la pulsión sexual aparece con toda su energía y, con ésta, reaparece también la antigua elección incestuosa de objeto y su carácter libidinoso. Si bien la elección infantil marcará su orientación en forma decisiva, será apenas un tímido preludio de lo que posteriormente se realizará en la pubertad. En esta fase se desarrollarán procesos afectivos intensos que corresponden al complejo de Edipo o a una reacción contra él, algunos de los cuales quedarán sustraídos a la consciencia por su carácter inconfesable. Posteriormente, el hijo desligará los deseos libidinosos hacia su madre y los hará recaer sobre un objeto real no incestuoso, a la vez que se reconciliará o emancipará de la tiranía paterna. De esta manera, dejará de ser niño y se convertirá en un miembro de la comunidad social. 

Las tendencias perversas, incestuosas y hostiles hacia los seres amados son comunes en todas las personas. Por este motivo, el ser humano "normal" debe transitar por revestimientos de objeto, propios del Complejo de Edipo, que no siempre son fáciles de sobrellevar. Si bien se trata de una labor impuesta por la cultura a todo ser humano, no siempre se alcanza en forma ideal.

                                                       FIN

Viene de: "LA DOLOROSA AVENTURA INFANTIL 
                Cap III.- Edipo, entre la moral y el crimen"


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