V.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "Angustia, Duelo, Melancolía. De Freud a Lacan"


VIENE DE: IV.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "SITUACIONES DE GUERRA, ANGUSTIA y relación al OTRO"

Para comprender las tendencias autodestructivas del ser humano, se puede volver a Freud y su manera de tratar la angustia “como una reacción frente al peligro por la pérdida de un objeto”

          ¿Qué diferencia habría, entonces, con el duelo y la melancolía?

El duelo es el proceso de separación del objeto que ya no existe y ocurre bajo la influencia de las pruebas que pone la realidad y que requiere que la persona desate los lazos que la unían a ese objeto. A través del duelo, la persona se desprende del objeto y acepta la pérdida. En la melancolía, en cambio, el sujeto insiste en su identificación narcisista con el objeto perdido.  

De esta manera, angustia y melancolía son dos reacciones diferentes frente a la pérdida del objeto que parecieran complementarse. La primera señala un peligro provocado por la pérdida y la segunda, pareciera ser una “solución” a tal peligro, en tanto insiste en su identificación.

Lacan está de acuerdo con plantear la angustia como respuesta a la amenaza de castración, que planteaba Freud y la entiende como algo que PRECEDE a la formación del deseo en el sujeto. Cuando éste se convierte en un ser hablante, es marcado por el lenguaje y privado de un goce esencial (“jouissance”), que para el sujeto va a parecer algo perdido, inaccesible o que otros le robaron.  En este proceso de castración simbólica, la angustia se convierte en una excitación que apunta a este goce perdido.

De esta manera, la angustia se convierte en algo intermedio entre deseo y goce, apareciendo como algo que existe más allá de la duda o incertidumbre, una especie de señal de lo que hay más allá de lo simbólico: lo real. 


Esta explicación de Lacan complejiza el tema del duelo y melancolía, en tanto sugiere que en el duelo “el objeto llorado en el duelo era el apoyo inconsciente de la castración de ese sujeto”. En la melancolía, en cambio, se percibe la falta de objeto como pérdida, como si en algún momento del pasado se hubiera encontrado realmente y ahora se perdiera.

Al convertirnos en seres hablantes, se experimenta una pérdida que nunca se llenará (tanto en el Sujeto como en el Otro), situación que se intenta manejar presentándose a sí mismo como lo que le falta al Otro. La melancolía sería una solución que da el sujeto a a la castración en la que, al seguir identificándose con el objeto perdido, se construye una forma particular de deseo y jouissance.

CONTINUA EN: VI.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "Diversas maneras de tramitar la AGRESIVIDAD"

Comentarios