VI.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "Diversas maneras de tramitar la AGRESIVIDAD"
VIENE DE: V.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "Angustia, Duelo, Melancolía. De Freud a Lacan"
Tanto la propia falta como la del Otro implica la
pregunta: “¿Qué tipo de objeto soy para
el Otro?”, convirtiéndose la búsqueda de reconocimiento en algo
especialmente importante. En el caso extremo de la guerra, la condecoración a
partir de insignias simbólicas se vuelve tan relevante, que no tenerla puede
hasta precipitar el suicidio (ejemplos, pag 58): “es como si para ellos, su identidad completa descansara sobre un par
de prendedores”, dice la autora.
Se ha visto que después de una guerra se suelen dar dos tipos de suicidios:
Uno, el Passage a l´acte, que está ligado a la emergencia de un trauma, después de un hecho angustiante (como si
nunca se hubieran recuperado después que se derrumba la fantasía) y se hace sin "nota de despedida", sin un llamado al Otro.
El segundo tipo de suicidio, se relaciona con el honor y respeto: cuando el sujeto no se siente reconocido por sus sufrimientos, el suicidio se transforma en el último
intento desesperado por recibir una respuesta del Otro y su reconocimiento.
Estos suicidios van más por el lado de la “actuación” (acting out), en tanto se sigue
creyendo en el Otro y provocando su respuesta.
Como la fantasía protege de la angustia, la
psiquiatría militar intentó utilizar este poder para incitar la agresividad en
los soldados, entrar en combate, controlar la culpa y angustia,
y así, superar su resistencia a matar. De esta manera, se fueron creando “entrenamientos
de sangre” y “escuelas de batalla”, como escenarios artificiales, en los que se presentaba el acto de matar a la luz de una historia identificatoria para ellos. Por ejemplo, presentando la matanza como una caza de animales (tipo
presa-cazador, o ubicando al enemigo en categoría de “bárbaro”, “bestia
salvaje”)
Otra manera de representar la matanza era como un
ritual mítico de celebración, donde el enemigo es un objeto sacrificial, cuya
muerte provee al grupo una satisfacción profunda, quedando excluida la culpa,
por sanción de este mismo grupo. El combate se transforma en un hecho ritual
que resuelve la tensión precaria del odio, creada por largas frustraciones del
entrenamiento, sin las cuales el grupo no sería una fuerza militar.
Desde aquí se entiende lo planteado por Freud en “Totem
y Tabú”, sobre matar al padre primordial, en su representación de líder
enemigo, y el establecimiento de fuertes lazos de hermandad, en este caso, de
los soldados.
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