Primer Encuentro: "La TRANSFERENCIA como ARMA de la RESISTENCIA". Cap I.- Introducción.
Presentación realizada en SEMINARIO: "FREUD Y SU RECORRIDO POR LA TRANSFERENCIA". Año 2013
¿De qué se Defiende el Sujeto? ¿Por qué no quiere saber nada de Sí mismo?
¿De qué se Defiende el Sujeto? ¿Por qué no quiere saber nada de Sí mismo?
“No tengo nada más que decir, ya lo dije todo”, “es que de eso no quiero hablar”, “¿y qué me va a decir usted, me va a dar un diagnóstico?” Estas son frases recurrentes en un tratamiento psicológico que muchas veces producen un impedimento, un tope, que lo pone en juego o en riesgo de ser finalizado. Desde el psicoanálisis, este fenómeno se ha denominado “resistencia” y se ha planteado que está íntimamente ligado a la relación que el paciente establece con el analista, es decir, a la transferencia. Este descubrimiento hecho por Freud, ha llevado a pensar sobre la técnica psicoanalítica, así como sobre la discreción y actitud que debiera tener el analista para que el tratamiento no fracase.
En el texto “La Dinámica de la Transferencia” de 1912, Freud explica cómo se establece esta relación transferencia-resistencia a partir de la libido, sin olvidar que ésta es solo un aspecto más, dentro de la complejidad que implica el aparato psíquico.
Según el "Diccionario de Psicoanálisis" de J.Laplanche y J.B Pontalis, el concepto de libido se refiere a una energía, a un substrato de las transformaciones de la pulsión sexual en relación al objeto (desplazamiento de las catexis), al fin, y a la fuente de excitación sexual (diversidad de las zonas erógenas). (ver esquema Relación de Objeto).
Para comprender esta dinámica, hay que considerar que en los primeros momentos de constitución subjetiva, solo una parte de los movimientos libidinales del sujeto hacia los objetos, ha logrado una evolución psíquica completa, a disposición de la consciencia y vinculada con la realidad. Otra parte ha sido “vetada” por la consciencia y por la realidad, quedando detenida en su desarrollo. Si bien este aspecto permanece en lo inconsciente, o bien queda desplegado en la fantasía, el aparato psíquico también orienta estas representaciones libidinales insatisfechas hacia los otros, incluyendo el analista. Es decir, no porque “queden en el olvido” significa que están olvidadas.
Desde este esquema freudiano, el objetivo de la cura sería lograr que esta libido tenga acceso a la consciencia y se ponga al servicio de la realidad. El problema es que existen fuerzas que se resisten y que tienden a mantener a la libido en un estado de regresión, vinculado a complejos inconscientes, que producen una reanimación de imágenes infantiles.
Según Freud, para liberar esta libido hay que levantar la represión y “vencer” la atracción de lo Inconsciente. Sin embargo, estas fuerzas se “alzan”, se resisten contra la labor analítica y tienden a mantener la enfermedad. Entonces, empieza una especie de “transacción”, ya que la resistencia “pone condiciones” para que la cura se lleve a cabo.
Dice Freud: “Allí donde la investigación analítica tropieza con la libido, encastillada en sus escondites, tiene que surgir un combate”. Luego a pie de página, dice: “Cuando en una batalla se combate con especial empeño por la posesión de una capilla (…) no puede deducirse que se trate del santuario nacional (…). Tales objetivos pueden tener un valor puramente táctico.”
Como los contenidos que se sustraen del inconsciente no quieren ser recordados, el sistema psíquico produce una especie de atemporalidad y capacidad alucinatoria, similar a la de los sueños. El paciente atribuye estas representaciones libidinales a la actualidad y hace emerger sus pasiones, independiente de la situación que se trate. Surgen así, sentimientos desproporcionados que no se justifican con la actitud que ha tenido el médico ni con la relación establecida. Es en esta “actualización” que analista y paciente se encuentran con la transferencia.
En general, se ha tendido a dividir la transferencia en “positiva” y “negativa”. La primera, se trataría de una relación cariñosa, amistosa, tierna, ubicada en el consciente y que ayuda a mantener el tratamiento: “uno de los sustratos del éxito”, dice Freud. La transferencia negativa y hostil sería la que entorpece el tratamiento, produciendo situaciones sin solución que, según Freud, es lo que buscaría el analizado, desde su inconsciente.
El problema, dice Freud, es que aquella relación tierna y amistosa también provoca dificultades. Si se tratara realmente de un amor verdadero, la paciente sería dócil, tendría buena voluntad, querría curarse completamente para ser valorada por el médico y desarrollar su amor junto a él. Lo curioso es que sucede lo contrario: se muestra caprichosa, sin interés por el análisis y sin creer en lo que dice el médico. Solo quiere hablar de su amor, se acaban los síntomas y se siente curada. El analista se enfrenta a una situación compleja en la que tiene diversas opciones: involucrarse con ella, creerle y terminar el tratamiento, o bien rechazar el amor. Lo complejo es que en esta última opción, la paciente termina sintiéndose despreciada, pudiendo llegar a eludir la cura como una venganza.
Freud, en este texto realiza un complejo análisis sobre los aspectos éticos y técnicos de estas situaciones, muy interesantes de revisar. Lo que se quiere recalcar aquí, por ahora, es que la resistencia también se sirve del enamoramiento para coartar la continuación de la cura.
Es necesario aclarar que la resistencia no crea el amor, solo lo encuentra y se sirve de él exagerando sus manifestaciones. Freud atribuye esta construcción psíquica a que la transferencia está ligada a fuentes eróticas, a la sexualidad. De esta manera, las personas estimadas o respetadas de la realidad serían objetos sexuales para el psiquismo y la relación entre transferencia y resistencia tendría que ver con impulsos eróticos reprimidos.
Es importante recordar que Freud siempre se preguntó acerca de “lo sexual” en el ser humano, intentando diversas definiciones y clasificaciones, sin lograr abarcar el concepto en su totalidad. Además, puso en evidencia la existencia de la vida sexual infantil, como parte importante de la constitución subjetiva.
Continúa en: "LA TRANSFERENCIA COMO ARMA DE LA RESISTENCIA" Cap II.- La Constitución del Trauma
Continúa en: "LA TRANSFERENCIA COMO ARMA DE LA RESISTENCIA" Cap II.- La Constitución del Trauma
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