"La EXACERBACION del YO y Las TRAMPAS de la LIBERTAD, en el MUNDO CONTEMPORANEO"
VIENE DE: "PSICOANALISIS y "El Retorno del Péndulo""
Uno de los conceptos interesantes a destacar de la Introducción y Primer Capítulo del libro "El Retorno del Péndulo", escrito a partir de un intercambio de correos entre el sociólogo polaco Zygmunt Bauman y el psicoanalista argentino Gustavo Dessal, tiene relación con la hipótesis que plantea Bauman sobre los cambios históricos y el concepto de "renuncia", tomado del texto "El Malestar en la Cultura", de Freud, para entender el
movimiento pendular que ha existido entre "libertad y seguridad": "Hace cien años, el ícono de la historia humana era el “progreso de la libertad”. Actualmente, se podría postular que el “progreso histórico” estaría más ligado a un péndulo. En tiempos de Freud muchas personas estaban dispuestas a ceder su seguridad a cambio de eliminar restricciones a la libertad. Actualmente cada vez más personas cederían su libertad a cambio del aterrador espectro de inseguridad existencial"
Dessal está de acuerdo en este planteamiento de Bauman desde el punto de vista del individuo y del colectivo. Sin embargo, le parece complejo que en el psicoanálisis se haya tendido a ligar "libertad" con satisfacción pulsional, ya que la pulsión ocupa un lugar particular en el aparato psíquico freudiano, tratándose más bien de una energía “acéfala”, sin comando y sin garantía de ir en beneficio de la persona (en este sentido, también se puede revisar el concepto "(des)intrincación pulsional", para entenderlo). Dessal plantea que incluso se puede llegar a ser esclav@ de las pulsiones, lo que resultaría bastante paradógico en relación al supuesto de libertad.
Si bien el desarrollo que hace Bauman para analizar la sociedad contemporánea es bastante más complejo, en tanto incluye también otras variables a considerar, me parece interesante este punto, ya que al parecer, la discusión se está situando en registros diferentes para entender ciertos fenómenos sociales.
En este sentido, resulta fundamental entender que desde la teoría psicoanalítica, la renuncia a la satisfacción que hace la pulsión es una operación constitutiva de la subjetividad, fundamental para la existencia. De esta manera, la elección humana entre "libertad y seguridad", que pudiera hacerse desde el individuo o el colectivo, aunque sea sin saberlo, es un proceso que se realiza desde otro lugar psíquico-social y no tiene relación directa con la pulsión.
Lo rescatable de esta "confusión" de registros, es que esto también se estaría dando en algunos constructos culturales de la sociedad capitalista actual, que se relacionan con los discursos explícitos e implícitos que movilizan a los ciudadanos, sin saberlo; con la transmisión de mensajes inconscientes que van marcando la constitución psíquica de las personas y van teniendo efectos en la cultura, produciendo nuevos síntomas, propios de la sociedad contemporánea.
Uno de los conceptos interesantes a destacar de la Introducción y Primer Capítulo del libro "El Retorno del Péndulo", escrito a partir de un intercambio de correos entre el sociólogo polaco Zygmunt Bauman y el psicoanalista argentino Gustavo Dessal, tiene relación con la hipótesis que plantea Bauman sobre los cambios históricos y el concepto de "renuncia", tomado del texto "El Malestar en la Cultura", de Freud, para entender el
Dessal está de acuerdo en este planteamiento de Bauman desde el punto de vista del individuo y del colectivo. Sin embargo, le parece complejo que en el psicoanálisis se haya tendido a ligar "libertad" con satisfacción pulsional, ya que la pulsión ocupa un lugar particular en el aparato psíquico freudiano, tratándose más bien de una energía “acéfala”, sin comando y sin garantía de ir en beneficio de la persona (en este sentido, también se puede revisar el concepto "(des)intrincación pulsional", para entenderlo). Dessal plantea que incluso se puede llegar a ser esclav@ de las pulsiones, lo que resultaría bastante paradógico en relación al supuesto de libertad.
Si bien el desarrollo que hace Bauman para analizar la sociedad contemporánea es bastante más complejo, en tanto incluye también otras variables a considerar, me parece interesante este punto, ya que al parecer, la discusión se está situando en registros diferentes para entender ciertos fenómenos sociales.
En este sentido, resulta fundamental entender que desde la teoría psicoanalítica, la renuncia a la satisfacción que hace la pulsión es una operación constitutiva de la subjetividad, fundamental para la existencia. De esta manera, la elección humana entre "libertad y seguridad", que pudiera hacerse desde el individuo o el colectivo, aunque sea sin saberlo, es un proceso que se realiza desde otro lugar psíquico-social y no tiene relación directa con la pulsión.
Lo rescatable de esta "confusión" de registros, es que esto también se estaría dando en algunos constructos culturales de la sociedad capitalista actual, que se relacionan con los discursos explícitos e implícitos que movilizan a los ciudadanos, sin saberlo; con la transmisión de mensajes inconscientes que van marcando la constitución psíquica de las personas y van teniendo efectos en la cultura, produciendo nuevos síntomas, propios de la sociedad contemporánea.
Al vincular "libertad" con "satisfaccion de la pulsión", las personas tienden a creer
que “ser libre” es hacer lo que uno quiere, cuando quiere y donde quiere, lo
que a veces se traduce en frases como “ser fiel a mi mism@”, "se tu mismo" y una cantidad de mensajes entregados desde la publicidad y desde ciertos discursos ya oficiales, que apuntan a enaltecer al poder del yo y del individuo. No solo de los adultos con un supuesto criterio formado, sino también de los niños, incluso antes de nacer.
Si se analiza bien, este mensaje al final se vuelve entrampador. Ya que si cada uno es fiel a sí mismo, en algún momento se va a topar con la “fidelidad a sí mismo” que tenga el otro y en ese momento todos los implicados quedaran confundidos en las trampas de la rivalidad yo-yo´. Antiguamente existía esa frase "mi libertad termina donde empieza la del otro". Claro, pero para que resulte hay que tener un contrato social bastante bien establecido, que permita saber cual es ese límite. Además, en esos tiempos no se tenía detrás la vocesita resonando y diciéndote a cada rato "tu eres lo más importante que hay en el mundo, puedes hacer lo que quieras, tu te mandas a ti mismo, todo depende de ti".
Este "contrato social" es una operación también estructurante de la constitución subjetiva, ya que es lo que permite encausar los destinos de la pulsión, para la conformación del aparato psíquico. En Lacan se llama "función paterna" y se refiere al registro de lo simbólico y a la ley cultural, que se instala a partir del lenguaje y que tiene la función de "ordenar y formalizar las piezas sueltas de la maquinaria humana", como lo describe Dessal. Esta operación se va instalando a partir de las teorías que tienen los niños sobre su origen, de los relatos, creencias, rituales, ideologías, que van dando referencias, ubicaciones espaciales y temporales, que implican al cuerpo, y que permiten tomar cierta distancia en relación al otro y a sí mismos.
Si se analiza bien, este mensaje al final se vuelve entrampador. Ya que si cada uno es fiel a sí mismo, en algún momento se va a topar con la “fidelidad a sí mismo” que tenga el otro y en ese momento todos los implicados quedaran confundidos en las trampas de la rivalidad yo-yo´. Antiguamente existía esa frase "mi libertad termina donde empieza la del otro". Claro, pero para que resulte hay que tener un contrato social bastante bien establecido, que permita saber cual es ese límite. Además, en esos tiempos no se tenía detrás la vocesita resonando y diciéndote a cada rato "tu eres lo más importante que hay en el mundo, puedes hacer lo que quieras, tu te mandas a ti mismo, todo depende de ti".
Este "contrato social" es una operación también estructurante de la constitución subjetiva, ya que es lo que permite encausar los destinos de la pulsión, para la conformación del aparato psíquico. En Lacan se llama "función paterna" y se refiere al registro de lo simbólico y a la ley cultural, que se instala a partir del lenguaje y que tiene la función de "ordenar y formalizar las piezas sueltas de la maquinaria humana", como lo describe Dessal. Esta operación se va instalando a partir de las teorías que tienen los niños sobre su origen, de los relatos, creencias, rituales, ideologías, que van dando referencias, ubicaciones espaciales y temporales, que implican al cuerpo, y que permiten tomar cierta distancia en relación al otro y a sí mismos.
Lo que se llama la "caída de la función paterna", es lo que estaría sucediendo en la actualidad: una fragilidad de la ley simbólica que estaría produciendo cierta laxitud psíquica, manifestada como inconsistencia en relación a los
referentes, a las relaciones y a las maneras de instalarse en relación al conflicto: si la ley simbólica es laxa también se hace difícil instalar una ética en el lazo social y respetarla.
Si se junta este concepto de "libertad" con la idea de que los puntos de referencias han empezado a disolverse, nos encontramos en un mundo donde cualquier cosa puede ser posible. Lo paradógico es que es justamente esto lo que produce la incertidumbre de estos tiempos, tal como lo plantea Bauman y la ANGUSTIA que caracteriza a nuestro tiempo, que tiene relación con una sensación subjetiva de un cuerpo y una identidad que se deshace y se despedaza fácilmente. “El estado líquido de la civilización nos ha dejado casi sin defensas”, plantea Dessal al final del primer capítulo.
Si se junta este concepto de "libertad" con la idea de que los puntos de referencias han empezado a disolverse, nos encontramos en un mundo donde cualquier cosa puede ser posible. Lo paradógico es que es justamente esto lo que produce la incertidumbre de estos tiempos, tal como lo plantea Bauman y la ANGUSTIA que caracteriza a nuestro tiempo, que tiene relación con una sensación subjetiva de un cuerpo y una identidad que se deshace y se despedaza fácilmente. “El estado líquido de la civilización nos ha dejado casi sin defensas”, plantea Dessal al final del primer capítulo.
El
problema es que este estado de "liquidez", no es solo de las personas, sino que de todo el entramado social, que a través de sus mensajes publicitarios, discursos políticos y cotidianos, asumen estas premisas como un valor de libertad, de felicidad
o de un encuentro con el objeto anhelado. Lo complejo es que estos valores están sostenido en una PROMESA cuyo mensaje es que si te esfuerzas, si haces esto o
aquello, si compras, si trabajas, si te arreglas, si adelgazas, si te
empoderas, vas a lograr lo que sea que busques, siendo que por estructura psíquica esto es imposible, en tanto siempre faltará algo y nunca será suficiente lo que se haga. Si a esto se agrega la realidad del mundo ilimitado en que vivimos, producido por la información, globalización, tecnología y otros fenómenos actuales, se hace aún más complejo.
Entonces, la trampa en la que estamos sumergidos, es que el mensaje de "libertad ilimitada" del cual se habló anteriormente, tiene como condición al propio "esfuerzo" que también resulta ser ilimitado. La paradoja de esta ilusión de libertad en la que estamos sumergidos, es que al final las personas igual terminan siendo esclavas. Quizás esta vez ya no de un amo externo que manda, sino de uno peor: esclav@s de sí mism@s.
Entonces, la trampa en la que estamos sumergidos, es que el mensaje de "libertad ilimitada" del cual se habló anteriormente, tiene como condición al propio "esfuerzo" que también resulta ser ilimitado. La paradoja de esta ilusión de libertad en la que estamos sumergidos, es que al final las personas igual terminan siendo esclavas. Quizás esta vez ya no de un amo externo que manda, sino de uno peor: esclav@s de sí mism@s.
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