Concepto de LIMITE como posibilidad de Estructuración Subjetiva y Social: "¿POR QUÉ TRABAJAR EN UNA INSTITUCIÓN?"
VIENE DE: "COMENTARIOS Y PROPUESTAS"
Al pertenecer a una institución de trabajo, se podría establecer un esquema similar al proceso que vive un individuo al integrarse a la cultura. En este sentido, la institución también instalaría barreras que interrumpen la satisfacción buscada por el principio del placer.
En una institución existen normas y principios que obligan al sujeto a una renuncia de su calidad de individuo a favor de una comunidad institucional. Así, la institución se transforma en un espacio que trasciende al individuo, en el cual éste debe responder en virtud de un bien común. El individuo se adapta a la institución respondiendo a lo que ésta espera de él.
La culpa y el superyo son elementos que favorecen esta adaptación. El sujeto es vigilado por una instancia interna, a la que nada le puede ocultar: “ni siquiera sus pensamientos”. Aveces, esta instancia es incluso más poderosa que la normativa externa, en el sentido de que obliga al sujeto a “portarse bien”, independiente de que exista alguien concreto observándolo.
Estos dos factores, la restricción de la individualidad y la culpabilidad, ayudan a establecer el vínculo de los sujetos a la institución. En este sentido, la institución funciona como principio de realidad, ya que instala normativas e ideologías que restringen todo tipo de placer y agresión individual.
Esto sería un ejemplo de adaptación extrema del individuo a la cultura institucional en el cual éste desaparecería completamente en virtud de la comunidad. La sobreadaptación al sistema se observa en la película “Orwell 1984”, en la cual existen cámaras que vigilan en forma constante toda la vida cotidiana de las personas[14], obligándolos a renunciar a toda privacidad, especialmente en lo que se relaciona al sexo y al amor, ya que serían éstos factores loque inhibirían la productividad social. Las “malas conductas” tienen efectos dramáticos, que llegan a la tortura y a "limpiar la cabeza", hasta que la persona deja de creer en sus pensamientos.
Otra forma de sobreadaptación institucional se podría deducir desde la relación al objeto. En este sentido, el sujeto quedaría ubicado en un lugar en el cual existe un intento constante de satisfacción del deseo del otro para colmar su falta.
Uno de los conceptos de las instituciones actuales es el de “la oferta produce demanda”. Esto significa que las instituciones están dispuestas a recibir pacientes desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche y todos los horarios deben ser cubiertos por los trabajadores. Es decir, debe estar disponible SIEMPRE. Esto supone una posición de “soy todo para ti” que no tiene límite. Esta relación se instala en muchas situaciones laborales actuales: “fonobank toda hora”[15], los malls abiertos sábados y domingos, los supermercados accesibles en todo momento.
Este tipo de relación ilimitada se establece de parte de lo que los sujetos entregan a la institución como de lo que ésta les entrega, dependiendo del momento en que cada uno esté. Es decir, el profesional de la salud debe estar SIEMPRE dispuesto para su paciente (cliente), pero, asimismo, tiene la “ventaja” de que los que trabajan en el supermercado están dispuestos para él cuando termina su jornada laboral.
Se establece, así, un sistema que está al servicio de cualquier demanda en el momento que se requiera.
Desde aquí se podría plantear la hipótesis de que la estructura del sistema de libre mercado estaría relacionada con un lugar en el cual el sujeto se encuentra “atrapado” en la ilusión de completa satisfacción y de felicidad.
Estas formas de sobreadaptación tienen diferentes orígenes. La restricción y la culpa surgirían desde una exigencia cultural extrema. La promesa de satisfacción al Otro tendría su origen en la relación con el objeto. Desde aquí se pueden establecer diversas hipótesis, combinaciones y complejidades, según las relaciones que establezca cada sujeto.
Volviendo a la película “Orwell 1984”, se puede destacar una escena en la cual hay una pareja desnuda frente a la ventana. El dice:
Al pertenecer a una institución de trabajo, se podría establecer un esquema similar al proceso que vive un individuo al integrarse a la cultura. En este sentido, la institución también instalaría barreras que interrumpen la satisfacción buscada por el principio del placer.
En una institución existen normas y principios que obligan al sujeto a una renuncia de su calidad de individuo a favor de una comunidad institucional. Así, la institución se transforma en un espacio que trasciende al individuo, en el cual éste debe responder en virtud de un bien común. El individuo se adapta a la institución respondiendo a lo que ésta espera de él.
Aquí se refleja el primer costo planteado por Freud acerca de la libertad individual.
Estos dos factores, la restricción de la individualidad y la culpabilidad, ayudan a establecer el vínculo de los sujetos a la institución. En este sentido, la institución funciona como principio de realidad, ya que instala normativas e ideologías que restringen todo tipo de placer y agresión individual.
El individuo obedece y se somete a la institución, postergando la felicidad a favor del deber.
Esto sería un ejemplo de adaptación extrema del individuo a la cultura institucional en el cual éste desaparecería completamente en virtud de la comunidad. La sobreadaptación al sistema se observa en la película “Orwell 1984”, en la cual existen cámaras que vigilan en forma constante toda la vida cotidiana de las personas[14], obligándolos a renunciar a toda privacidad, especialmente en lo que se relaciona al sexo y al amor, ya que serían éstos factores loque inhibirían la productividad social. Las “malas conductas” tienen efectos dramáticos, que llegan a la tortura y a "limpiar la cabeza", hasta que la persona deja de creer en sus pensamientos.
La ideología del sistema es: “la ignorancia es fuerza”, incluso, nadie sabe si el “Gran Hermano”, que es el supuesto lider, existe.
Solo saben que hay que obedecer.
Otra forma de sobreadaptación institucional se podría deducir desde la relación al objeto. En este sentido, el sujeto quedaría ubicado en un lugar en el cual existe un intento constante de satisfacción del deseo del otro para colmar su falta.
Uno de los conceptos de las instituciones actuales es el de “la oferta produce demanda”. Esto significa que las instituciones están dispuestas a recibir pacientes desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche y todos los horarios deben ser cubiertos por los trabajadores. Es decir, debe estar disponible SIEMPRE. Esto supone una posición de “soy todo para ti” que no tiene límite. Esta relación se instala en muchas situaciones laborales actuales: “fonobank toda hora”[15], los malls abiertos sábados y domingos, los supermercados accesibles en todo momento.
Este tipo de relación ilimitada se establece de parte de lo que los sujetos entregan a la institución como de lo que ésta les entrega, dependiendo del momento en que cada uno esté. Es decir, el profesional de la salud debe estar SIEMPRE dispuesto para su paciente (cliente), pero, asimismo, tiene la “ventaja” de que los que trabajan en el supermercado están dispuestos para él cuando termina su jornada laboral.
Se establece, así, un sistema que está al servicio de cualquier demanda en el momento que se requiera.
Desde aquí se podría plantear la hipótesis de que la estructura del sistema de libre mercado estaría relacionada con un lugar en el cual el sujeto se encuentra “atrapado” en la ilusión de completa satisfacción y de felicidad.
Estas formas de sobreadaptación tienen diferentes orígenes. La restricción y la culpa surgirían desde una exigencia cultural extrema. La promesa de satisfacción al Otro tendría su origen en la relación con el objeto. Desde aquí se pueden establecer diversas hipótesis, combinaciones y complejidades, según las relaciones que establezca cada sujeto.
Lo importante en este proceso son las formas como cada persona se vincula con el sometimiento.
¿Cual es la salida?
Volviendo a la película “Orwell 1984”, se puede destacar una escena en la cual hay una pareja desnuda frente a la ventana. El dice:
“Entonces lo importante no es solo seguir con vida. Es seguir siendo humano. Lo que importa es que no nos traicionemos... (...) No hablo de confesar. Confesar no es traicionar. Hablo de los sentimientos. Si logran hacerme cambiar lo que siento... podrán hacer que deje de amarte... Eso sería una verdadera traición...(...)... No pueden hacer eso. Es lo único que no pueden hacer. Pueden torturarte y hacerte decir cualquier cosa, pero no pueden forzarte a que lo creas. No pueden meterse adentro de uno. No pueden llegar al corazón.”
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