LA FEMINEIDAD COMO ESTRUCTURA DE LENGUAJE: ¿Cual es el lugar "Otro"?

Viene de: LA FEMENEIDAD COMO ESTRUCTURA DE LENGUAJE: "Constitución Psíquica y Metáfora Paterna. Primer Tiempo".


Retomando el texto de Marie-Charlotte Cadeu sobre la Metáfora Paterna, dice:

 

"Para abordarlo, es importante entender cómo se constituye la metáfora paterna, especialmente el segundo tiempo de ésta, donde el Nombre del Padre (padre simbólico), adviene al lugar simbolizado (en un primer tiempo) por la ausencia de la madre.  La instalación de esta operación que inscribe el UNO (del Padre) es correlativa a la posibilidad de pensar a la mujer como Otro, habitando este lugar, que es el único que preserva la diferencia en los campos de la psicopatología individual o social y política."

 

En el esquema planteado sobre la constitución de la Metáfora: S2/S1/s1(x), vemos que el Padre Simbólico se inscribe como teniendo derecho sobre el objeto primordial (la madre), privando y frustrando de igual forma a la niña como al varón. 


La primera diferencia es que la niña descubre súbitamente la castración materna y la suya, al mismo tiempo que se ve rechazada al lugar Otro y a proseguir otra descendencia que la del padre. 

 

Este paso al lugar Otro es vivido como doble y hasta triple traumatismo. Primero, porque queda claro que NO ES la madre la que tiene el Falo; Segundo, porque el Padre NO le trasmite la insignia. Tercero, porque en ese lugar Otro él NO la reconoce como mujer, por riesgo al incesto. De este lugar profundamente originario es que provienen las relaciones de amor-odio hacia el padre, como una pasión dolorosa o bien, como histeria.

 

Sin embargo, es importante considerar que es gracias a esta operación producida por el Padre Simbólico, que este lugar Otro está sexualizado, no es solo un lugar de desecho, sino que es lo que le da la posibilidad simbólica de volverse mujer eventualmente. Es importante recalcar que en este momento la madre está ubicada en un lugar de “potencia” (tal como se vio en el fort-da), por lo que no es quien trasmite la femineidad a su hija, simbólicamente hablando: “la posibilidad simbólica de ser una mujer”.

 

El punto a captar es que el falo es un objeto imaginario, pero antes que nada se trata de un SIGNIFICANTE SIMBÖLICO, instalado por el LENGUAJE, a partir del cual cada sujeto es nombrado hombre O mujer.

 

En este punto Marie-Charlotte vuelve a entrar en materia y explica que, por definición, “falla el objeto al que él apunta en su ser, el afecto que quiere significarlo y el falo designa ese fracaso, esa falta, lo que le falta a TODOS los significantes para asir su objeto” (jamás se encontrará la flor en un ramillete, tal como lo muestra el Esquema Optico de Lacan). Sin embargo, en algún momento el FALO deviene como referente de lo que falta a todos los significantes para asir su objeto y esta referencia universal lo positiva: deviene el símbolo del poder del simbólico, para asir el real. Cada ser humano, nombrado por el significante, hombre o mujer, se situará en relación a este significante.

 

Quien pretende reclamarse de él, a título de no tenerlo, debe asumir la falta simbolizada por el falo y ser marcado por la barra de la castración, antes de reivindicarlo como poder. En esta frase clásica de Lacan “un hombre no lo es sin tenerlo”, el SIN implica la marcación de la barra, que el TENER fálico supone: falta que se transforma en poder.

 

Marie-Charlot termina esta parte del texto citando a Lacan, en Radiofonía: “las mujeres tienen esa inclinación a reducir un hombre al falo imaginario omnipotente, por ejemplo, al pene imaginado como órgano de la tumescencia (organo que se hincha en el transcurso de ciertas funciones fisiológicas).

 

Aún cuando es necesario profundizar en estos últimos puntos, pareciera que se está refiriendo a lo tratado al inicio del texto: a las confusiones imaginarias que entrampan la discusión en torno a los conceptos de “ser” y “tener”, estableciendo el debate en relación al órgano. De ahí que el reclamo por “no tenerlo”, debe ser pasado por la barra de castración, antes de reivindicarlo como poder. 


Se debiera partir del supuesto de que NADIE LO TIENE. 


Así también se puede entender que la referencia al padre, es la función que mediatiza la relación del hijo respecto a la madre, de la madre al hijo y también a la HIJA, en tanto esta función paterna saca a la niña de ser mujer (sexual) para el padre y le abre la posibilidad de serlo(ex/istir) para otro.

 

¿Será entonces, que todo este tema respecto a la instancia simbólica del Nombre del Padre tendrá que ver con el tabú del incesto, tanto sexual como de la ex-sistencia? es decir, con no quedarse pegado a la “membrana primaria”, que produciría el goce psíquico posterior.

 

La pregunta de fondo es “¿Cómo nos las arreglamos para salir de ahí?”



 


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