XII.- ANGUSTIA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN: "Fantasía, Angustia, Trauma y Falta estructural"



La fantasía y la angustia son dos formas diferentes de manejar la falta que marca al Sujeto y también al Otro (orden simbólico). 

Con la fantasía se crea una historia que da cierta estabilidad a la vida y coherencia al orden social, proporcionando comodidad. La angustia, en cambio, incita a la incomodidad, cuyo efecto puede ser paralizante, o bien, al estado de “estar preparado” y así encontrarse con menos sorpresas que pudieran sacudir la fantasía, colapsando o causando algún trauma.

En la sociedad actual, han surgido diversos intentos por eliminar la angustia de las personas. Se busca que todo sea visible para que no haya nada que pueda provocarla, pero a la vez existe la impresión constante de que hay un "secreto", que hay algo que maneja el espectáculo por detrás: un enemigo escondido al que habría que exponer y eliminar. En el tema militar, por ejemplo, descubrir drogas que aliviarían la angustia en el campo de batalla, produce que se vayan generando nuevas angustias, vinculadas a los científicos que las administran y a los efectos que éstas pudieran tener en los soldados. Entonces, el trauma final ya no es luchar contra el adversario, sino, contra quienes los enviaron a la guerra.

Hoy en día se vive en un mundo de simulacros, donde todo se puede cambiar y la vida parece un juego de computadora. Se tiene la percepción de que el código genético correcto y el invento de nuevas drogas, harían que la vida y la muerte serán más controlables en el futuro. Sin embargo, la idea de que la tecnología ha producido que el mundo actual sea diferente del anterior, puede ser también una fantasía final que protege del hecho de que el sujeto (individuo) sigue marcado por una falta y lo social por antagonismos. Es decir, aún cuando se pueda predecir, impedir o describir los objetos perturbadores, de ninguna manera se estará aliviando la angustia. De hecho, la ciencia va creando nuevas angustias y los genes se han convertido en una fuente especial de ésta: como siguen estando “vivos” después de la muerte, el cuerpo humano aparece cada vez más como no destruible. 

Esto significa que a pesar de todos los intentos por manejar la muerte, no se debiera olvidar la predicción de Kierkegaard: “más horrible que la muerte es la posibilidad de la inmortalidad”


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